El siete de diciembre de 1926, en la Bisbal d’Empordà, Félix Llaty le vendió la empresa de transporte y reparto de gaseosas y sifones a su joven José Negro, a cambio de cinco mil pesetas, tres carruajes, el local de almacenamiento, la fábrica y el compromiso de no hacer negocio con las gaseosas y sifones por otro lado.

Eran tiempos difíciles, en José Negro quedó viudo demasiado temprano y años más tarde se casó con Carmen Reig, con quien tuvo una hija, la Dolores.

Cuando estalló la guerra, la fábrica tuvo que cerrar. Requisaron el único camión de la empresa y en Josep tuvo que ir al frente. Al volver, la fábrica había quedado destrozada por las bombas de los republicanos y a pesar de que el camión volvió de la batalla, en Josep murió de tifus y no pudo emprender nuevamente la gestión del negocio.

Entonces, Carme Reig, como tantas otras mujeres de la posguerra, echó del carro de la empresa y de la familia, una hija que entonces tenía 7 años, la Dolores.

De en medio de tanta miseria, salió la receta de una gaseosa diferente y que es la misma que todavía se usa hoy.

Cuando la Dolores fue grande, se casó con en Salvi Buenaventura, quien se hizo cargo del negocio. De este matrimonio, nacieron dos hijos: En Josep y la María Rosa.

Por los alrededores del año setenta en Josep empezó a trabajar en la fábrica y años más tarde se casó con la Nuria Saballs, quien también decidió formar parte del negocio e ir haciendo crecer la empresa.

El año 1983, tuvieron un hijo, en Luis, actualmente al frente del negocio y siente la 4.ª generación de una empresa que sigue creciendo al sector de la hostelería.